Navatas o Almadías

La cordillera pirenaica muestra su fuerza en primavera a través de los ríos. La nieve derretida se precipita cauce abajo generando bravos torrentes que antaño eran aprovechados para transportar los troncos de madera que se extraía de los bosques del Pirineo hasta las tierras ribereñas del Ebro.

Las navatas o almadías, barcas construidas con grandes troncos enlazados entre sí, desaparecieron como fuente de trabajo pero se recuperaron como signo de identidad de los pueblos del Pirineo y en reconocimiento a la entrega y sacrifico que hicieron todos aquellos que en algún momento de su vida se dedicaron a esta dura profesión.

En los alrededores de Jaca se han recuperado dos descensos que rememoran dos de las rutas históricas empleadas para el transporte de la madera. En abril se celebra el descenso de navatas por el río Gállego, entre las localidades de Murillo de Gállego y Santa Eulalia de Gállego (Hoya de Huesca – Reino de los Mallos). El descenso es toda una gran fiesta  en torno a los ríos y una demostración de lo que un cauce puede aportar a la economía local, ya que la cuenca del Gállego es uno de los destinos de aguas bravas (práctica del rafting, hidrospeed, kayak) más importantes de la cordillera.

Por su parte, las aguas del Aragón Subordán, en el valle de Hecho, recuerdan su pasado a finales de abril o principios de mayo (en función del caudal que registre el río). A lo largo de tres kilómetros, estas barcazas construidas por tramos y dirigidas por tres o cuatro hombres, sortean las dificultades que el cauce y las corrientes les van poniendo en su camino. Todo un espectáculo que simboliza la dura vida de los pueblos pirenaicos.

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