FOTO: Lado del sarcófago
en el que se encuentra el orificio para ofrendas.
GA
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El hallazgo del sarcófago se produjo el 25 de mayo
cuando el agente de Protección de la Naturaleza,
Javier Insausti, localizó la pieza en el cauce del
río Asabón, en la finca denominada Pardina
Pequera, propiedad del Gobierno de Aragón y gestionada
por el departamento de Medio Ambiente, que fue tenencia
del Monasterio de San Juan de la Peña en 1720.
El agente de Protección de la Naturaleza dio el
aviso al guarda de Patrimonio, José Luis Solano,
que a su vez notificó el hallazgo a la dirección
general de Patrimonio Cultural. Diversos técnicos
de Patrimonio visitaron posteriormente la zona y supervisaron
la pieza, confirmando su alto interés ya que, según
el Gobierno de Aragón, “es la cubierta de
una tumba de incineración, realizada generalmente
en obra, y de una sola pieza, que presenta un orificio
lateral para ofrendas al difunto”.
El sarcófago fue recuperado del cauce el lunes,
28 de junio, y fue necesaria la intervención de
un helicóptero, ya que pesa unos 330 kilogramos
y mide 90 centímetros de largo y 50, de ancho. Una
vez extraída, se ha depositado la pieza en el Museo
de Huesca, donde se realizará una evaluación
de su estado de conservación, ya que ha permanecido
mucho tiempo en agua y es necesario realizar un secado
controlado y una consolidación.
Aunque, tras un primer análisis, y según
ha confirmado el departamento de Cultura del Gobierno de
Aragón, se trata de un tipo de enterramiento denominado “Cupae” ,
que eran relativamente frecuentes en los siglos II y III
d. C. En Aragón, y según las mismas fuentes,
hay algunos ejemplares de este tipo de enterramientos en
las Cinco Villas. Aunque la pieza localizada en el río
Asabón destaca, además de por el orificio
lateral, por la abundante decoración que presenta.
En los lados largos aparece una serie de arcos de herradura
y en la cara frontal, tres personajes cuya figura está bastante
difuminada.
Esta ornamentación, según los técnicos
que han analizado la pieza, “podría indicar
una fecha más tardía de lo conocido, pudiéndose
aventurar una cronología del sarcófago en
torno a los siglos V y VII d. C.”. Un extremo que
se comprobará en el Museo de Huesca donde también
se intentará aclarar otras dudas que genera la pieza,
a parte de su cronología, especialmente el hecho
de haber sido localizada en el interior del cauce de un
río y cómo ha llegada hasta allí.
Sobre ello, se plantean dos posibilidades, que hubiera
sido reutilizada por alguna persona, que la arrojó al
cauce una vez cumplida su misión, o que una fuerte
riada la hubiera trasladado hasta el río y que procediera
de un asentamiento de población de la época.
Esta segunda opción parece la más probable,
ya que la pardina donde se localizó fue tenencia
del Monasterio de San Juan de la Peña en 1720, por
lo que no se descarta realizar prospecciones en la pardina,
cercana a Longás, para comprobar si hay más
restos. |